Funitas 51
Con mi nena
nos gusta pasear
y que la gente nos vea.
Es mejor
cualquier teoría
al silencio.
Nos preparamos
juntos:
ella vestiditos
yo camisas
a cuadros
con el cuello carcomido
en los bordes
por el sudor y el roce.
Mi nena
una vez
abortó
de un padre
ejecutivo y calvo
y cuando vienen las pesadillas
me telefonea
a cualquier hora
y hace agujeros profundos
con agua hirviendo
en la nieve.
Ella siempre
tiene respuesta al frío
porque su madre
y su abuela le tejen
a dúo en la distancia:
las medias
que le van grandes
suelen ser para mí.
Yo le leo
cosas difíciles
antes de dormir,
las veces que estamos
juntos,
y le preparo
comidas de fonda
que nos hacen salir granos.
Mi nena
no se lava los dientes
porque dice
que nunca tuvo caries
y me habla
del bosque
(el lugar donde habitan
los hippies)
y de los juegos
y el fuego.
¿Con todos se frotará así?
Una día la ví descalza
en el barro de mi huerto
cosechando
lechugas y rabanitos.
¡Si viera como creció
la acelga!
Después,
cuando se fueron todos,
jugamos a los manguerazos.
Mi nena me dice:
ya vas a ver
que todo va a salir bien
y yo duermo
en casa de mi madre
en el sillón
y veo películas
de tiros
para que despierte el Ajax
que terse el músculo
que arda el junco .
Mi nena cose su ropa
y parcha la mía
toda mecánica
es un pensamiento
¿De que están hechos
los ángeles?
me pregunta
yo si ví a los ángeles
le digo
cuando atravesé
el jardín
bajo la lluvia.
Mi nena es el arco.
La mujer adormecida en el trigo.