Literatura de subsistencia: Breve diccionario zonal

Breve diccionario zonal

para Juancito F.


Valle:
el valle tiene pasto verde y como es una profundidad entre enormes montañas o riscos, las nubes y las aves que sobre vuelan por las alturas gravan en el suelo unas sombras gigantescas. Hay pocos árboles en él, es más prácticamente no hay árboles. Solo está la sedimentación del silencio y el viento frío que baja de las montañas y nada lo detiene.

Montaña: la montaña es alta y sólida: dura. La montaña es una formación rocosa que se elevó sobre la superficie lentamente durante miles de años. La montaña ruge porque su piedra a veces se agrieta y ese pequeño sonido despertado en algún rincón produce, en su desplazamiento por al aire, un eco ensordecedor. Las antiguas civilizaciones tomaron a la montaña como un dios y solo por eso su rugido siempre es tomado en serio. Los que mueren en la montaña se van con la montaña a donde quiere ella que vayan.

Cerro: el cerro es el hermano menor de la montaña. Es como una colina. La colina es escasamente un bulto sobre la superficie de una zona chata. Como una lomada o un bordo que no es agotador subir, pero cuando se esta en la cima el premio es que puede verse toda la ciudad desparramada en su extensión con sus atributos y sus errores.

Lago: el lago es un ojo de mar o de río. El mar siempre tiene túneles subterráneos por los que derrama su agua en el continente y acumulados en algún lugar estalla el lago o la laguna. Lo mismo sucede con los ríos que bajan de las montañas cuando el hielo se deshace. El agua cae, y filtrada en el roce por cada piedra, llega hasta el fondo de la superficie llana formando lagos y lagunas en las que prima el absoluto silencio en su fondo.

Río: el río también es un dios. El río tiene personalidad, no todos los ríos son iguales. Uno es el más ancho, otro es el más angosto, este es el más largo, aquel el más profundo, ese el más furioso. Todos los ríos son distintos. Durante la noche se puede escuchar el sonido del río y durante el día se pueden ver a los peces saltar fuera de la superficie del agua. Cuando llegan las crecidas los pobladores sufren. Un río puede arrancar y arrastrar a una familia completa hasta destruirla.

Trueno: en el norte al trueno lo llaman refusilo. Y viene del sonido del fusíl, que es un fuego y un estallido. El trueno siempre fue un dios. Un dios que puede matar a una persona, quebrar un árbol añejo, incendiar un bosque. Es el dios de la ira, de la furia. El I ching nombra al trueno como algo sumamente positivo, quiere decir que se viene la era de los cambios, porque ahora, justo en este momento, todo se va a destruir.

Árbol: el árbol da sombra. Esta sombra siempre es aprovechada por viajeros para descansar y pensar. El árbol es para el hombre la conexión con su animalidad con el animal salvaje que lleva dentro y que antes usaba el árbol como vivienda. El árbol da frutos que calman la sed o el hambre. Los frutos del árbol fermentan y producen alcohol que es la sustancia que pierde a los hombres y a los animales. En el árbol también se gesta el mal, todo tiene su costado de oscuridad hasta incluso el fantástico árbol.

Tormenta: la tormenta trae agua a los cultivos y alivia la sed. Algunas tormentas duran días, meses; otras solo minutos. En los valles fértiles y absorbentes la tormenta se esfuma en la tierra. En los lugares desérticos donde la tierra es clara y dura la tormenta crece sobre la superficie y hace lentas corrientes de aguabarro que se desplazan largas distancias hasta ser barro seco y agrietado. A veces la tormenta nace y muere en la montaña. Muchas cosas mueren en la montaña. Y así sin que nadie se de cuenta bajan por la pendiente caudalosos ríos furiosos.

Pampa: la pampa es en la mente del hombre una pequeña visión sobre la superficie. En la pampa sopla el viento que viene del mar o el que baja de las montañas con la espuma del río o el de las tormentas que se forman sobre su plana e ilimitada extensión. En la pampa hay un sonido constante en los oídos y el cabello nunca se queda quieto. Los incendios en la pampa anulan al hombre la vista del mundo. Solo queda la oscuridad y lo peligroso de la cercanía. En la pampa se desatan las batallas para que dios las vea.

Acantilado: en el acantilado existe el ruido del mar. La fuerza del agua golpea la roca con paciencia hasta que un día la desaparece y continúa con la roca siguiente. El agua cava túneles en los acantilados y hace enormes cuevas subterráneas o, a veces, navegables. El agua cuando golpea también conquista territorio en extensión pero sobre todo en altura y trepa, así, la rivera del acantilado hasta mezclarse con las nubes.

Ciénaga: la ciénaga recicla todo lo que le llega, ya sea desde el mar, desde el cielo o desde el río. Las especies de la ciénaga la mantienen como un jardinero mantiene un parque. Y entre ellas disponen un concepto para la vida rígido pero claro. Los árboles son los grandes estudiosos en la ciénaga, los que ven soldados pasar, muertes silenciosas o estridentes y cambian y aprenden con las estaciones y sus ejercicios revolucionarios.

Quebrada: la quebrada adora el polvo rojo y los animales que crecen en la altura. Algunas quebradas esparcen su talco por kilómetros de distancia, solo para decir que ellas son, acompañadas por su fauna, las que vigilan desde las alturas. El buitre anida en la quebrada y la protege de sol cuando gira en círculos con sus alas extendidas para que el sol ardiente no la irrite.
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