Literatura de subsistencia: Escolástica Peronista Ilustrada (tomo dos)

Escolástica Peronista Ilustrada (tomo dos)

condenado a la falsedad,
la única sinceridad posible
consiste en confesar que la sinceridad
esta fuera de alcance.
W.G.

ahí está
lo está afilando
en una piedra pequeña
que se consigue
en cualquier ferretería.
tiene todo
un juego de
cuchillos
con mango
en caoba y machimbres en bronce.
incrustados
en su porta cuchillos
que tiene forma
romboide
hecho en la misma madera
donde cada uno
tiene a su medida
una ranura
en la que se encaja.
eligió
el mas ancho
y lo está afilando.

una tarde
de mate
y binoculares
“inteligencia”
en la terraza
de la casa
de flores
mientras
las nubes pasan
en formas de héroes
épicos
con largos
bastones como armas
y se funden
para derramarse
en el pálido
lago
rojo
del horizonte

para navidad
te voy a regalar
un sweater
o un libro de foucault

toma una cebolla
la apoya sobre
una tabla de algarrobo
pesada enorme.
alguna vez
los cortes
profundos
sobre la tabla
filtraron
el olor dulce
de esta madera.
con el cuchillo
que eligió
corta sus ápices
y luego la toma en su mano
hace un corte longitudinal
y poco profundo
para a partir
de ese tajo
sacar las cáscaras
mas externas.

dijo el general
“una buena
literatura
debe forjarse
en la contingencia
de una obra
bullida
de matices”

ya partió
el bulbo.
en su interior
como una mujer
embarazada
lleva un
verde
zarcillo.
un nonato.
se aleja.
limpia sus lágrimas
en un repasador
a cuadros.
vuelve
a las mitades
las filetea
de a una
longitudinalmente
y luego transversalmente
la cebolla
con sus múltiples capas
queda,
ahora sí,
en cuadraditos
irregulares.

dijo el general
“todos
somos
el padre
que
en los intervalos
de la ignominia
de su vida diaria
escribe cartas
a un hijo muerto”






cambia de cuchillo.
toma
uno mas pequeño
mas maleable
es para desmenuzar
aves.
pasa lento
el dedo por la hoja
mira a la piedra
para afilar:
no es necesario.
con la zanahoria en la mano
raspa la superficie
desprotegida
sacando
lo que pudiera ser
su dermis
haciéndola
rodar
en su mano
como un torno
que la va desapropiando
de su piel

lo hicimos todo
de acuerdo al plan
paseamos
por la peatonal
y cagados de frío
tomamos un helado
compramos unos discos
canjeamos unos corin tellado
en una librería de esas
donde los cambian
por la colón.
después
con las bolsas con libros
partimos para flores
en bondi
y una señora
en la parada
nos pidió monedas
a cambio de una
estampita de
san martín de porres

una vez
desnuda
a la enorme
tabla.
ahora
con zonas húmedas
restos del jugo ácido
de la cebolla
que no se evaporó.
las primeras dos rebanadas
son quitando
las impurezas
de los extremos
luego
todo el cuerpo
hasta agotarlo
en piezas
seudo circulares
que parecen fichas

dijo el general
“un poema
debe tener poder
para que sin decir
nada
provoque
extrañeza
silencio
la congénita
filtración de una lágrima”

ahí está
está poniendo
un chorro
de aceite
en la cacerola
apoyada
sobre una hornalla
a fuego máximo

dijo el general
“cuando uno esta
triste
no es que le salen
mejor las cosas
es que montamos
una mirada aberrante
sobre el mundo
que sensibiliza
y a la vez
conecta”

si
todos
tuviéramos
el sueño de dirigir
a los cincuenta
un equipo de la C
no tendría
que pensar un tu regalo
para estas navidades
ya es tarde
para
unos cubiertos
heredados
de alguna nona
muerta
que a diario los pulía

el mecanismo
para el ajo
es igual
al aplicado
a la cebolla.
solo como si fuera un juguete
infantil
en miniatura.

en las reposeras
como si fuésemos
viejos
que disfrutamos el solcito
aguardamos
atentos
mientras tanto
las nubes
y recordamos
que te pusiste linda
en los últimos años,
que el guardapolvo
solo dejaba ver
unos esfuerzos de piernas
que recién entendiste
eso de los besos
de que te acaricien
en el oscuro
de las peleas
por tu nombre

el aceite
demuestra síntomas
de que ya entró
en temperatura.
está
verificando
esa temperatura
con unos minúsculos
cuadraditos de ajo
que inmediatamente
en contacto,
el aceite
burbujea a su alrededor
y lo cocina.
ahí está
está echando
todo el ajo
del bol a la cacerola

dijo el general
“yo no he de olvidar
jamás una lección que recibí cuando aún era niño
discutía con una persona mayor
sobre la veracidad de cierta afirmación
por haberla leído en un diario
esa persona tenía un perro al que llamaba león
“mire amigo”-me dijo-, y dirigiéndose al perro,
le llamó “león, león, león”
y el perro vino
“¿ha visto?”-me dijo-“le digo león y viene, pero no es león
es perro”

tenías
el libro de tu poeta
favorito
no debíamos
despertar sospecha
la poesía mas loca del mundo
la escribía
rompiéndose
a martillazos
los dientes:
una
poética

el ajo
cocinado
se dora
toma un color dorado
ahí está
agregando la cebolla
y la zanahoria
en fichas
así se doran
también

dijo el general:
“la memoria
debe haber sido
para las anteriores
civilizaciones
un concepto mas complejo,
para nosotros
es el sepia de una
fotografía,
pronto será
el azul de una pantalla
de televisión
nosotros
moviéndonos
dentro”

agrega espolvoreando
condimentos
ya procesados
pimentón dulce
pimienta blanca
sal
lo revuelve
y se mezclan.
sobre el entreverado
añade
cuatro puñados
de arroz
de su propia mano
vuelve a revolver.

mejor
para
navidad te regalo
esa tostadora
que te hace
tanta falta
o un juego
de sábanas
con motivos
divertidos
como los que tenías
en la quinta de
cuesta blanca

el arroz
también se dora
y ahí está
está con una pava
agregando agua
desde lo alto
que al juntarse
con el caliente fondo
de la cacerola
hierve de inmediato
y se evapora
sale un has de vapor
quema

dijo el general:
“en el exterior,
las luces
se me hacen
como raras
las de la calle
mas rojas
que anaranjadas,
las de los baños
mas verdes”

cuando te encontré
en la puerta
del súper
ahí solita
con el vestidito rosa
tableado
y los surcos de las
lágrimas en la cara
corrí y te abrasé,
me prometí
nunca retarte
menos
mucho menos
darte una zurra
a cintazos

ahí está
echando mas
y mas agua,
por que se evapora.
ahora
dejó de evaporarse
esta tranquila
flotan en la superficie
burbujas
de aceite teñidas
por el rojo pimentón,
también las
cebollas y los
ajos
flotan.
ahí está
está
esperando,
está en la vigilia
el próximo hervor.

dijo el general
“lo mas importante
es comunicar,
la posteridad
es tan intrascendente
como incomprensible,
en última instancia
la posteridad,
si es tan necesaria,
surge de una primitiva
comunicación”

seguimos en la terraza
(aguardamos)
entonces,
cuando el sol
empieza su descenso
dejamos de hablar
y el viento trae
el perfume
de lo que va ser mañana

ahora sos la
que cuenta
la historia
y yo la niña loca
la que perdió
a su madre
dejó la universidad
te rompió el corazón
la que a veces te extraña
ahora sos
vos la que habla
yo callo
dejo de existir
me filtro una y otra vez
hasta quedar
en sustancia cada vez
mas pequeña
tamizada
jugando a desaparecer
¿para que
soñar
con tu cara
después del deshielo?
te voy
a regalar
un busto de perón
lo conseguí
en una casa
de antigüedades
es chiquito
pero está impecable
si te fijás bien
el nombre está
grabado
en bronce

ahí está
destapa la cacerola
para
que salga
el vapor
y se condense
como gotitas
en la superficie
fría
de las ventanas.
está cuidando
que se evapore
lo justo
y revuelve
que no se queme
nada al fondo.

dijo el general:
“las obras completas
son para el archivo,
no para devorarlas
como una
comida
deliciosa,
que
cae gordo”

ahora está
está
está apagando
la hornalla
y volviendo
a poner la tapa
para que el calor
haga corrientes
circulares
dentro de la cacerola
y el arroz
logre su punto justo

dijo el general:
“con los años
la escritura
no deja
de ser
una constante
destrucción
de vínculos.
ya no queda
mas que un
río”
ahora
lo sirve
en platos hondos
y aconseja comer
con cuchara
y dejarlo
airear
porque está muy caliente.
ahí están
están todos.
los comensales
dicen
que está
delicioso
“el guiso
está delicioso”

dijo el general:
“empezar
con un gesto
terminar
con
una matanza”































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